martes, 22 de marzo de 2016

De Harry Potter al estilo grecolatino

Harry Potter es una serie de novelas de tipo fantástico escrita por la autora británica J.K Rowling. Su fecha de publicación nos traslada al año 1997 y podemos decir ampliamente que se ha convertido en una de las sagas más conocidas a día de hoy e incluso ha sido trasladada a la gran pantalla. Tal es su éxito que ha sido traducida a más de 65 idiomas, incluidos el latín y el griego antiguo, convirtiéndose también en la serie de libros más vendida de la historia.

Hablamos de la historia de un niño huérfano cuyos padres fueron asesinados por el malvado Lord Voldemort. Harry, con ayuda de sus amigos y la escuela de magia Hogwarts, intentará destruir al villano y, junto a él descubriremos un maravilloso mundo de fantasía y aventuras a lo largo de las lecturas.

Lo que no todos saben es que J.K Rowling realizó un minucioso trabajo de investigación para la creación de sus libros. Encontramos referencias a animales fantásticos mitológicos, algunos incluso creados por ella, leyendas populares trasladadas a la literatura no sólo de Inglaterra sino también de otros países, referencias a la Edad Media y demás curiosidades. Nos interesa destacar en este caso la cantidad de referencias al mundo grecolatino que podemos hallar en sus libros, ya no únicamente en el ámbito mitológico sino también en términos empleados en hechizos y conjuros.

J.K Rowling ha empleado en su novela animales como el Basilisco o el Cancerbero. Dichos animales, en su mayoría híbridos, están directamente extraídos de la mitología antigua.
Los hechizos pueden resultar algo difíciles de comprender para aquel que no conozca la etimología grecolatina. Explicaremos algunos:

− Expecto patronum: Del verbo latino expecto y el sustantivo patronus. Literalmente podríamos traducirlo como espero a un guardián. Este hechizo es usado para ahuyentar a los Dementores.
− Expelliarmus: Un compuesto del verbo expello y el sustantivo arma. Al español se traduciría como expulsar el arma. Dicho hechizo se utilizaría para desarmar a un oponente.
− Imperio: Del verbo latino impero, que significa mandar o dar una orden.
− Oppugno: Del verbo latino oppugnare, que significa atacar. Literalmente se traduciría por ataco.

Como podemos ver estos son solo unos de los tantos ejemplos que podríamos extraer de la saga de Harry Potter.

A comienzos de este 2016 tuvimos una grata noticia al conocer que nuestra autora sacará a la venta un nuevo libro de Harry Potter así como nuevos formatos y ediciones de  Animales fantásticos y dónde encontrarlos, Los cuentos de Beedly el Bardo y Quidditch a través de los tiempos. Esperamos ansiosos la llegada del nuevo libro y estas nuevas ediciones ya que nos traerán grandes novedades.

Por tanto, una vez más encontramos la perduración del mundo clásico en la actualidad y cómo se utiliza a modo de recurso para la creación de obras ejemplares así como en el mundo cinematográfico. 


Este artículo ha sido realizado por Ana Belén García (@anabgarcia20 en Twitter)

miércoles, 9 de marzo de 2016

Literatura alrededor de Roma

Aunque parezca mentira, Roma vuelve a estar de moda y aunque las humanidades no sean lo que más "se lleve" ni hacia donde se dirigen las inquietudes de las nuevas generaciones es un tema que no pasa de moda y cuando resurge, lo hace con fuerza.

Este cambio ha traído consigo multitud de literatura relacionada con el tema, con Roma, sus costumbres, sus ideas,...no es que el tema no haya sido tratado con anterioridad sino que se le ha dado un nuevo enfoque. Para mi, los principales representantes de este nuevo enfoque son Santiago Posteguillo con su saga Africanus y Rick Riordan con la saga Percy Jackson y los Héroes del Olimpo.  

Es cierto que ambas sagas son completamente diferentes, pero es lo bueno que tienen, que público de todas clases se va a poder acercar a la cultura latina a través de estos libros. La saga Africanus tiene las características de una novela histórica pero no se hace pesada, todos los comentarios acerca de las batallas o de los acontecimientos históricos están muy bien hilados con las profundidad de los personajes que te hacen ver sus motivaciones, sus inquietudes o sus miedos.

Es cierto que no podemos saber con seguridad si todo lo que cuenta Posteguillo en el libro es cierto, pero por eso es una novela histórica y el no estar totalmente atado a la veracidad histórica, permite que la novela avance y que los personajes se profundicen, no se limita a una biografía de los Escipiones.
Africanus, además, es una saga que me ha llamado mucho la atención porque cuenta la historia de los Escipiones y de la conquista de Hispania así como el asedio de Aníbal a Roma y aunque tenemos mucha información sobre este periodo es interesante introducirse en ese momento porque esto es lo que Posteguillo consigue.

Después tenemos la saga Percy Jackson y los héroes del Olimpo. Esta es una saga más conocida, y a pesar de que sea literatura juvenil, me parece una forma muy interesante y divertida de acercarse a la mitología romana. Aunque la saga sea continuación de Percy Jackson y los dioses del Olimpo, centrada en al mitología griega,  se puede leer perfectamente por separado.

La saga se centra en la lucha de los semidioses con el objetivo de que la diosa Gea no despierte; y aunque sea literatura juvenil, no hay que ponerse trabas ya que la novela permite introducirse en el mundo de los dioses y, ¿a quién no le gustaría vivir en el Olimpo?

Este artículo ha sido realizado por Inés Navarro (@inesnmira en Twitter)

sábado, 5 de marzo de 2016

El estoicismo romano

La escuela estoica fue fundada por Zenón de Citio en el 301 a.C. y surgió paralelamente con otros nuevos postulados filosóficos como el epicureísmo, el escepticismo, el cinismo o el neopitagorismo en respuesta a los profundos cambios que convulsionaban la Grecia de finales del siglo IV a.C. (la crisis de la Polis en tanto en cuanto agente socializador de una comunidad de habitantes tras su pérdida de autonomía frente al dominio macedónico, y la crisis de identidad entre el nuevo cosmopolitismo heleno que integraba a los diversos pueblos de las tierras conquistadas por Alejandro y el viejo etnocentrismo griego) y, en consecuencia, una respuesta a las corrientes de pensamiento dominantes en el período clásico tardío: el platonismo y el peripatetismo. Roma, al entrar en contacto con Grecia, irá retomando para sí estas nuevas ideas, al principio, de forma ecléctica, pero será el estoicismo, sobre todo en la primera etapa de época imperial, la base del pensamiento romano al ser la filosofía favorita entre las clases dirigentes (si bien no era un estoicismo del todo ortodoxo e incluía ideas influidas por otras ramas filosóficas. Algunos de los autores latinos más importantes del ideario estoico fueron: Séneca, Epicteto y el emperador Marco Aurelio.

El objetivo del estoicismo era la búsqueda de la felicidad individual, pero no era el espiritualismo el medio desde el cual se enfocaba esta meta sino el racionalismo. Así, a partir de unos axiomas físicos a propósito de la naturaleza del universo se derivaban unos razonamientos lógicos que a su vez concluían en unas normas éticas óptimas para la consecución de ese bienestar y felicidad interiores. Luego Física, Lógica y Ética serán los apartados en los que el estoicismo se diferencie del resto de escuelas filosóficas.

Física
Los estoicos entendían el universo desde un punto de vista corpóreo, –salvo el vacío que era incorpóreo y rodeaba el cosmos– todos los cuerpos se formaban de dos principios inseparables: un principio pasivo que sería la materia inerte o hyle, y un principio activo que sería la Razón divina, principio motor, fuego o Logos que dotaba de animación a la materia. El estoicismo es tanto materialista como panteísta. Este logos impregna el cosmos y a todos sus componentes, y funciona conforme a las leyes de su naturaleza y transita por todos los elementos del cosmos incluido el ser humano. Todo está interconectado en un mismo signo racional. Este principio activo dinamiza la materia al contener unas semillas inteligibles que “fecundan” e intervienen en la forma y desarrollo de las cosas; todo lo que existe, ha existido y existirá está contenido en esas semillas. De modo que en la mentalidad estoica, una única razón universal físicamente constituida de fuego guarda en sí todas las posibilidades de configuración de la materia.

Lógica
Por lógica los estoicos entendían no sólo las reglas formales del pensamiento que se amoldan al Logos, sino también aquellas construcciones del lenguaje con el que se expresan los pensamientos. Se desmarcaron de la lógica silogística de Aristóteles e hicieron grandes aportes a lo que hoy llamamos lógica proposicional.

Su teoría del conocimiento defendía una postura sensualista matizada: los objetos físicos afectan a los sentidos, estos transmiten su alma y provocan en ella las representaciones y de estas representaciones (denominadas catalépticas, del griego catalepsis = acción de capturar) se extrae el conocimiento. Estas representaciones o evidencias que, según los estoicos, quedaban impresas en el alma, constituían el criterio último de verdad que permitía reconocer los principios rectores de la lógica. A partir de esta base, el argumento principal de los estoicos para afirmar la existencia de un criterio de verdad es que las impresiones son iguales para todos los individuos, es decir, que el conocimiento y la sabiduría –llave de la felicidad– estaban al alcance de todos los individuos. Pero para ello, el hombre que aspirara a ser sabio debía desarrollar una serie de habilidades morales que le acercasen a la obtención de ese conocimiento, y los estoicos, que eran unos filósofos preocupados en los problemas éticos, determinaron que no se podía alcanzar la sabiduría sin la virtud.

Ética
Siguiendo el determinismo cósmico de su física, la máxima ética del estoicismo era “vive de acuerdo con la naturaleza” o, lo que es lo mismo, siguiendo el Logos  divino.  El  acatamiento  de  esta  ley  separa a  los  estoicos  de  las  concepciones hedonistas, como las defendidas por sus coetáneos los epicúreos, y crea las bases de una ética del deber entendida a la manera intelectual, ya que el seguimiento de este deber sólo es posible por parte del sabio, que es quien conoce el Logos. Entendiendo este sometimiento al logos como la aceptación del destino, el hombre podía aplacar su ánimo y conseguir la tranquilidad propia del sabio, ya que desear aquello que no estaba determinado por el logos provocaba la perturbación del alma. Los afectos o pasiones descansan sobre un juicio falso, pues son contrarias al Logos.

Los estoicos distinguen cuatro géneros principales entre estos afectos: el apetito, el placer, la angustia y la pena. Las virtudes que debía ejercitar cotidianamente el sabio para alejarse de tales pasiones que le distrajesen de la razón son el control emocional (apatheia), la autosuficiencia (autarkeia) y la imperturbabilidad del alma (ataraxia)Con el desarrollo de estas consignas, el estoicismo fue valorado durante cinco siglos (desde el III a.C. hasta el II d.C.) por los beneficios que sus principios eran capaces de conferir al estado mental de un hombre y a la conducta de su vida.

 Este artículo ha sido realizado por Adrián Manzaneda Sánchez (@adri_manz en Twitter)